sábado, 2 de mayo de 2009

El pequeño poder... qué buena definición


¡Epa! Pues resulta que entre Onfray y Apuleyo, se me ha colado una pequeña obrita, no sabría decir si ensayo o digna obra de autoayuda (no esos libros llenos de reglas-órdenes simplistas que llenan las estanterías del VIP). Se llama La manipulación. La perversidad del pequeño poder, de Núria Mata.
Mientras lo leía, aún consciente de que mi entorno es fundamentalmente sano psico-sociológicamente, he encontrado patrones de manipulación por todas partes en la realidad que me rodea, especialmente en el trabajo. Lo cierto es que he adquirido la sensación de que en una escala ejecutiva, donde tiene tanta o más importancia la comunicación y la capacidad de influencia (atentos aquí a un posible eufemismo) como los conocimientos técnicos y operativos, los juegos de poder, la comunicación incompleta y sesgada, son una -terrible, triste- herramienta más de trabajo.
Si esto es así, ¿cómo puedo defenderme de la manipulación, de los juegos de poder de los otros? Pero, si forma parte de mi entorno de trabajo, ¿no jugaré yo también a veces el papel de manipulador? ¿Puedo realmente llevar a cabo mi trabajo como ejecutivo sin entrar en el mismo juego perverso?
Algunas pistas que he obtenido de la lectura de este libro:
- Todos jugamos a veces el rol de manipulador y el de manipulado, lo cual, aunque podemos considerarlo universalmente cierto, no tiene por qué ser bueno.
- Siguiendo con lo anterior, lo realmente peligroso es cuando la comunicación no se puede dar sin ser manipuladora, o si en realidad estamos tratando con una personalidad manipuladora/manipulable. Ahí es cuando tiene que saltar la alarma.
- La manipulación consume una gran cantidad de energía, física, mental, emotiva, que se podría emplear en crecer como personas, como profesionales, nosotros y los que nos rodean.
- No siempre es posible to fight back, contraatacar a un manipulador, si existe un diferencial importante en la posición de poder (un gerente y un becario, por ejemplo). En este caso, deben emplearse maniobras de evitación.
- No dejarse manipular Y NO MANIPULAR, necesita dosis de valentía, de autoafirmación, de asertividad, para los cuales no todos venimos preparados con herramientas racionales, emotivas, dentro de nuestra personalidad -> todo depende de cómo se formó nuestro modo de ser a lo largo de la infancia y adolescencia. Detectar que algo va mal es quizá lo más difícil, pero es el primer paso; en el camino de la liberación, quizá el siguiente paso más complicado sea buscar ayuda profesional, porque no siempre aceptamos que alguien más, preparado profesionalmente para ello, nos puede guiar en esa senda.

Tras este interesante paréntesis, seguiremos con Onfray, principalmente. Ya os contaremos.