jueves, 26 de junio de 2014

"El cultivo de la humanidad", de Martha Nussbaum


Otro libro que dejo antes de terminar. Y no me ha parecido mal libro, ojo. Pero ni me ha enganchado, ni creo que sea target para un libro así. En este pequeño ensayo, Nussbaum analiza el estado del fomento del pensamiento crítico en la educación superior norteamericana. En este sentido, no hay trampa ni cartón, excepto, quizá, que el título lleve a engaño al lector pensando que se trata de la educación en "humanidades", algo que no es cierto.


Motivos para dejarlo:
  • Localista: hace referencia únicamente a centros universitarios norteamericanos, incluso con nombres de departamentos y profesores concretos. Cierto es que se avisa desde el principio del objetivo del libro, así que no hay derecho a la sorpresa o a la decepción.
  • El lenguaje utilizado: se mezcla una correcta pero insípida traducción del inglés (a veces se trasladan estructuras gramaticales de manera directa), con la aridez de un libro escrito por un académico que no llega a alcanzar un tono divulgativo ni didáctico. De hecho, se vuelve con insistencia a ciertos temas centrales una y otra vez, lo que hace pensar que los capítulos pudieron ser escritos con una visión común, pero en momentos muy diferentes.
  • Su postura, aunque lucha contra todo relativismo, no llega a decantarse por un curso de acción concreto. Faltan unas directrices que, siguiendo los principios de educación que defiende, permitan a un estudiante alcanzar el grado de conocimiento y madurez que son necesarios para ser un ciudadano consciente y abierto a la variedad del mundo actual. O que guiaran a un centro universitario en la elaboración de un programa de estudios en este sentido.
Cosas positivas que me hacen pensar que no me equivoqué al comprarlo:
  • Las referencias clásicas me parecen fenomenales. Me ha descubierto a Séneca, que yo mismo tenía debajo de varias capas de prejuicios sobre los estoicos romanos (prejuicios que no sé de dónde demonios habían salido).
  • Nussbaum me ha ganado para su causa. Y eso que soy hijo de un sistema educativo universitario puramente vocacional, como lo denomina Nussbaum, para nada liberal. Cuando yo estudiaba en la Universidad de Valladolid, siempre me pareció destacable la cantidad de ingenieros que se apuntaban, con un decente desempeño académico, a la asignatura Mitología Griega. Y se podrían haber matriculado de cualquier otra cosa menos exigente en tiempo y esfuerzo.
Además, he disfrutado especialmente de las referencias clásicas que Nussbaum utiliza no sólo como apoyo a sus argumentos, sino como origen de los principios básicos que fundan una educación liberal. Este apoyo gravita sobre todo en el pensamiento socrático y en los estoicos romanos (Séneca). Y el capítulo dedicado a la función que cumple la literatura en la formación de ciudadanos conscientes y participativos me ha resultado realmente interesante.

En conclusión, un buen libro que no ha logrado engancharme. Una pena. ¡Menos mal que hay tantos otros esperando!