sábado, 23 de diciembre de 2017

The Cartoon Guide to Genetics de Larry Gonick y Mark Wheelis y Evolución pata todos de Dylan Evans y Howard Selina

Una hija que no se nos parece en nada, ni a su padre ni a su madre, y una visita al Museo de Ciencias Naturales, hicieron que me volviera a interesar por la genética desde las clases de Biología del instituto.

Hacía tiempo que tenía en mis manos "The Cartoon Guide to Statistics", una auténtica obra de arte pedagógico que me ayudó a comprender mejor el concepto de probabilidad. Toda la serie "The Cartoon Guide" es perfecta para introducirse de modo divertido, o refrescar la memoria, en distintas materias.

Poniéndose a la faena con "The Cartoon Guide to Genetics", uno queda sorprendido de que el conocimiento más común sobre genética, Mendel con sus guisantes, alelos, genes dominantes y recesivos, queda despachado en las primeras cincuenta páginas en un libro de doscientas. Eso ya anticipa que, en lo restante, Wheelis no se va a cortar en profundizar en los aspectos bioquímicos del asunto.

Desde el descubrimiento del ADN, las células procariotas y eucariotas, aminoácidos y bases, hasta codones, anticodones, ribosomas, intrones, virus y retrovirus. En una primera lectura tanta información llega a abrumar pero, con algo mas de sosiego, hay que reconocer que los autores logran hacer accesible un mundo complejo en el que no todo está descubierto todavía.

Respecto a "Evolución para todos", también se trata de un libro divulgativo que busca explicar a un público curioso pero lego un tema que puede ser áspero de acometer. Aunque en este caso el lenguaje no es tan parecido al cómic, Evans y Selina también mezclan textos directos y claros con imágenes y humor inteligente.

La combinación de los dos libros es perfecta, ya que la Genética, aún siendo clave, es sólo un aspecto más de la evolución de la vida y de las teorías que se han elaborado sobre ella a lo largo de la historia. En este sentido "Evolución [...]" proporciona una visión más general y ambiciosa, sin profundizar pero sin dejar ningún ángulo por revisar.

La idea-fuerza sobre la que gira todo el libro es la conjunción de la teoría de la evolución y la de la selección natural. La primera afirma, simplemente, que las especies cambian y que unas especies pueden generar otras; la segunda, expresada en los términos más sencillos posibles, se apoya en tres principios fundamentales:
  1. Hay una población de "cosas" que hacen copias de sí mismas.
  2. El proceso de copia no es perfecto.
  3. Los errores de copia crean diferencias en la capacidad de supervivencia de la descendencia y de copias de sí misma.
A partir de ahí, Evans desarrolla temas como las adaptaciones al entorno, el altruismo entre organismos, la reproducción sexual, las extinciones, y muchos otros aspectos de la evolución de la vida.

En el caso de "The Cartoon [...]", el libro cierra con una serie de preguntas abiertas que los avances en ingeniería genética nos plantean. Por ejemplo, qué sentido tendría la clonación, cómo estamos perjudicando al medio ambiente y si la genética puede hacer algo al respecto y, mucho más inquietante, qué haremos con nosotros mismos, como especie y como individuos, cuando alcancemos la posibilidad de modificarnos genéticamente sin límite.

En "Evolución para todos", la reflexión final está más encaminada hacia la polémica, increíblemente actual, entre los defensores de la teoría de la evolución y los creacionistas. El creacionismo, dado su fundamento religioso, basa su defensa más en los posibles fallos de la teoría de la evolución que en argumentos propios sólidos.

Me gustaría cerrar precisamente con el planteamiento final de "Evolución [...]": la grandeza de la teoría de la evolución es que nos proporciona una respuesta científica a preguntas profundas, sin necesidad de recurrir a supersticiones. Pero la ciencia no nos puede decir todo: sólo nos dice cómo son las cosas, no cómo deberían ser. "A la ciencia le gusta descubrir hechos, pero nos da libertad para elegir nuestros valores".

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