viernes, 10 de abril de 2009

No era para tanto...


Finalmente, conseguí terminar "Crónica política de la Transición". No ha sido tan duro: quizá se ha hecho más árido en los capítulos sobre la crisis del gobierno de UCD entre el 77 y el 81 (todo iba mal, el liderazgo de Suárez caía en picado, el partido era un conjunto de reinos de taifas... y económicamente el país iba fatal), pero el poso que me deja en el paladar tiene dos caras:


  • Un sabor agridulce por el "conductismo", podríamos decir casi "despotismo ilustrado" con el que las clases dirigentes, incluyendo en este orden a todas las fuerzas políticas independientemente de su ideología, respaldo popular o peso político en el proceso, dirigieron los pasos de la Transición. Sólo en los disturbios de los primeros años se vio a un pueblo protagonista de su propio destino, cayendo luego en años de desencanto, hasta el "golpe" de las elecciones del 82, donde volvió a coger las riendas dando un timonazo a la dirección política del país.

  • La gran aventura que fue, con final feliz, si podemos decirlo así, no sé hasta que punto gracias a lo anterior. Ha habido momentos durante la lectura del libro en los que devoraba los párrafos de pura excitación, como cuando de niño leía novelas de Salgari o cuentos de Poe.

De todos modos, me gustaría pensar que Doval ha intentado ser ecuánime en la descripción de los hechos (y en las inevitables valoraciones): éste es un tema tan dado a los sesgos, voluntarios o intencionados, como lo es la Guerra Civil.


Otra sensación curiosa ha sido la de "memoria dormida". Cuando leo libros sobre la Guerra Civil, lo hago pensando en una "memoria robada", borrada de libros de historia y de clases elípticas y cobardes en el colegio; sin embargo, los hechos de la Transición sucedieron estando mis padres vivitos y coleando (otra cosa es que fueran sujetos agentes), y yo mismo, que nací en el 75, también estaba allí, no sé si presenciándolo o concentrándome tranquilamente en mis necesidades más básicas, como todo niño de corta edad. Por eso es "memoria dormida", no hurtada, ni traicionada.


Como con la Guerra Civil, sé que volveré a este tema recurrentemente, de tanto en cuando, buscando más información, quierendo sacar mis propias claves. Cada vez que lo he hecho, me he dado cuenta hasta qué punto estos periodos históricos configuran mi circunstancia actual -y futura-, y por tanto, a mí mismo.


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