sábado, 15 de octubre de 2011

Venice de Frederic Lane

¿Cómo conseguir que un libro con intenciones académicas, de
"libro de texto" (nunca he entendido esta expresión), sea ameno, invite, atraiga a la lectura, seduzca al lector hasta tal punto que sienta constantemente que necesita seguir leyendo para saber más y más?

Yo creo que en el caso de un libro de historia, sí hay un medio: la imaginación.


Estuve dudando entre diferentes libros monográficos de Venecia para el viaje de este verano, y finalmente opté por este por tener pocas pero buenas y bien razonadas críticas en Amazon. Y creo que acerté. Incluso las dificultades lingüísticas con el inglés quedaban aparcadas por las ganas de conocer más cosas sobre la historia de Venecia. Es de apreciar cómo Lane es capaz de barrer todo los planos de la realidad de la Serenísima (política, economía, sociedad, cultura, guerra, etc) sin crear compartimentos separados. La estructura del libro ayuda a ello, al emplear secciones basadas en hitos críticos históricos, puntos de inflexión. Podemos echar ríos de tinta sobre la metodología de la historia, sobre la historia de la metodología de la historia, sobre la intertextualidad, sobre la interpretación, etc, etc, pero Lane consigue evitar los juicios de valor (o son mágicamente sutiles), y logra hacer una obra profunda sin necesitar interminables y crípticas notas al pie de página.


¿Cuál es el coste (there ain't no such thing as a free lunch)?: Una lectura atenta y reposada, intensa, que no admite sesiones de quince minutos, delante del televisor o mientras se está comiendo. Por eso, y porque se me cruzaron otros asuntos que requirieron otras lecturas y estudios, sólo pude disfrutar de las dos primeras lecciones del libro. Pero sin duda es uno de esos libros que seguirán en mis estanterías, y volveré a él sin duda cualquier otro verano de vacaciones tranquilas.

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