lunes, 3 de mayo de 2021

El Infiel y el Profesor, de Dennis Rasmussen

Debí llegar a este libro a través de alguna cuenta de Twitter: probablemente, alguna recomendación de alguno de los economistas a los que sigo. Probablemente me decidí a su compra por las buenas valoraciones en Amazon. El caso es que me ha decepcionado: más que confrontar las obras y reflexiones de ambos pensadores, como me hubiera gustado, es una prolija narración de su amistad y vicisitudes, juntos o por separado, a lo largo de sus vidas. En los momentos en los que se entra al meollo, es principalmente para demostrar la deuda intelectual de Smith con Hume, lo cual, dada la influencia del filósofo en su contexto histórico, es algo fácilmente aceptable.

Menos mal que está bien escrito, o quizá, mejor traducido, y se hace muy llevadera la lectura de decenas de detalles cronológicos, logísticos, habitacionales, etc, que pueblan sus páginas. No puedo enfadarme, ya que me engañé yo solo. Quizá sea más molesta cierta grandilocuencia, que lleva a definir a Hume como el mayor filósofo de la historia, o a la Ilustración escocesa como un faro del pensamiento de occidente.

En fin, a otra cosa.

domingo, 2 de mayo de 2021

Me llamo Rojo, de Orhan Pamuk


En 1980, se publica la primera edición de la novela de Umberto Eco, "El nombre de la rosa". Como es bien conocido, se trata de la investigación de unos crímenes sucedidos en una abadía del norte de Italia en 1327 por Guillermo de Baskerville, franciscano inglés, y su novicio Adso de Melk. El asunto es especialmente espinoso ya que en esa abadía va a tener lugar una importante reunión teológica para la iglesia católica en la que está en juego algo más que la interpretación de las escrituras. El tema a discutir es la doctrina de la pobreza apostólica, defendida por los franciscanos, y apoyada por Ludovico de Baviera, frente a los dominicos que defienden la ortodoxia fijada por el papa de Aviñón, soportada por el rey francés Felipe V.


"Me llamo Rojo", una de las novelas más famosas de Orhan Pamuk, permio Nobel de Literatura en 2006, fue publicada en 1998. En el Estambul de 1591, en pleno Imperio Otomano, sucede un asesinato entre los ilustradores dedicados a iluminar un libro especial encargado por el propio Sultán. Para el taller de iluminación, el homicidio es algo más que una cuestión detectivesca, ya que el encargo del Sultán supone la ruptura con la tradición artística heredada desde distintos puntos del Oriente a lo largo de cientos de años, y la adopción de una filosofía de la pintura proveniente de Occidente, "de los francos". Estambul: como siempre a lo largo de la historia, punto de unión o de ruptura entre Oriente y Occidente, entre tradición y modernidad.


¿Por qué comenzar a hablar de "El nombre de la rosa" en una pequeña reseña sobre "Me llamo Rojo"? Apenas unas decenas de páginas de lectura dejan claro el paralelismo entre las dos obras. En ambas se tratan temas parecidos a distintos niveles de lectura y de interés intelectual. Hay una trama de investigación, que tiene interés por sí misma para cualquier lector y que, en el caso de Eco, bebe sin duda de las historias de Sherlock Holmes. También se mezcla una trama romántica, con más peso en la historia de "Me llamo Rojo", donde afecta enormemente a Negro, el principal encargado de la investigación detectivesca.

Y luego tenemos los temas más intelectuales, como el choque entre ortodoxia y evolución, representada por dominicos y franciscanos en "El nombre...", y por ilustradores seguidores de la tradición frente a los dispuestos a seguir las nuevas corrientes europeas en la obra de Pamuk. Otro paralelismo que se puede apreciar, esta vez más arriesgado, es entre empirismo y racionalismo. En el caso de la novela de Eco, es el nominalismo de Ockham, precursor del empirismo inglés posterior, contra la teología oficial, basada en la doctrina de Santo Tomás de Aquino, en la que razón y fe están entrelazadas. En el caso de "Me llamo Rojo", es el realismo perseguido por los pintores europeos, los "francos" como dicen los estambulitas de la obra, que quiere mostrar las cosas y las personas tal y como son, frente a la filosofía de la pintura heredada de la tradición oriental, en la que el ilustrador quiere pintar "cómo Dios ve las cosas", de un platonismo claro.


Hay también aspectos sutiles en los que las dos obras rozan una con otra: 
  • El nominalismo de Ockham aflora no sólo en los debates y reflexiones teológicas de la obra de Eco: incluso la frase final de la obra en latín habla del nombre "de la rosa" (la campesina de la que Adso se enamora) como lo único que le queda; al fin y al cabo, es el título de la historia. En el caso de la obra de Pamuk, el hecho de jugar con los nombres reales de los ilustradores y de los apodos que tienen en el taller para el resto de artistas (Rojo, Negro, Aceituna, Mariposa, Cigüeña, Tío), permitiendo distintos planos de identidad para los personajes; de hecho, el título de prácticamente todos los capítulos es "Yo, X", "Me llamo Y", o "Me llaman Z". El título del libro es "Me llamo Rojo", sin ir más lejos.
  • Ambas obras son posmodernas por muchos motivos: en ambos casos, por la intertextualidad, por los diferentes niveles de lectura, y por ser libros que tratan de libros. En el caso de "El nombre de la rosa", por plantearse como "obra abierta", por los cuatro niveles de inclusión de la historia ("Vallet decía que Mabillon había dicho que Adso dijo.."), y por el juego intelectual de citas y referencias constantes. En el caso de "Me llamo Rojo", por la ruptura de la cuarta pared, y por la deslocalización constante de la voz narradora, incluso impersonando a la Muerte como cuentista, o a un caballo, por ejemplo.
¿Hubiera existido "Me llamo Rojo" sin "El nombre de la rosa"? He buscado críticas, reseñas, entrevistas por Internet, y no he encontrado que nadie sospeche que la obra de Eco pueda ser inspiración para Pamuk. A mí me resulto bastante claro desde cierto punto en la lectura de "Me llamo Rojo".



Para finalizar, me gustaría aclarar que, aún habiendo identificado una influencia tan directa, la historia de Pamuk me ha cautivado durante semanas, y me ha hecho sentir aún más interés por Estambul (Bizancio, Constantinopla ¿Troya?).



¿Podré visitarla algún día, por algo más que trabajo? Merecería una semana entera como hicimos con Venecia hace años. E ir de Venecia a Estambul es seguir cierto hilo histórico y filosófico que puede continuar más allá.