viernes, 15 de abril de 2022

El cerebro infantil y adolescente, de Rafa Guerrero

A partir de mis lecturas sobre genética e inteligencia artificial fui adquiriendo curiosidad sobre el cerebro y los últimos avances en neurología. Además, como padre de una niña de diez años, para mí era especialmente interesante conocer los puntos de contacto entre el desarrollo neurológico del cerebro y la educación. Así que, buscando, buscando, encontré varios libros en español que abordaban el tema de manera bastante directa. Y así fue como llegué a El cerebro infantil y adolescente.


He de conceder a Guerrero que ha logrado una obra muy accesible, que introduce de manera amable a un tema en el que, fácilmente, se podría en el academicismo. El libro está escrito para que su lectura sea fácil incluso en esos días en los que, agotado por los quehaceres diarios, parece que sólo puedes cenar y mirar una serie no brainer en la televisión. Por otro lado, una vez finalizada su lectura, te quedas con la sensación de que el enfoque se queda a un nivel superficial, esperando un poco más de desafío intelectual en su lectura.

Enumero aquí algunas de las ideas y hechos que me han parecido más relevantes:

  • El modelo de los cuatros cerebros (rojo, verde, azul y amarillo) me parece fácil de comprender y, sobre todo, de mantener en la cabeza y emplearlo en cualquier aspecto de nuestra vida.
  • La cronología en el desarrollo del cerebro nos ayuda a entender qué sucede en la mente de nuestros niños y adolescentes y, también, de nosotros como adultos. Me pareció curioso cómo el cerebro no está completamente desarrollado hasta los veinticinco años.
  • El rol de las hormonas en cualquier aspecto del crecimiento y comportamiento humanos. Creo que seguiré explorando esta línea de conocimiento, aunque me está costando separar el grano, buenos libros divulgativos, de la paja, libros fáciles de consumir a la venta en los kioskos de los aeropuertos. Seguiré buscando.
  • Los distintos tipos de memoria: ser conscientes de ellos nos permite separar diferentes procesos y comportamientos.
  • Y, finalmente, algo que sospechaba, pero que no había visto expresado de manera tan directa: cómo la educación infantil impacta directamente en el desarrollo neurológico del cerebro, a un nivel físico. Un niño que no crece en un ambiente de cariño, dedicado a su formación y crecimiento, no desarrolla su corteza prefrontal, el "cerebro amarillo", adecuadamente, haciendo que su "cerebro rojo", el dedicado a la supervivencia, tome el control.
Tras esta lectura, mi siguiente paso en ciencia se dirime entre tres posibilidades: genética, cerebro u hormonas. Veremos por qué me decanto.