viernes, 2 de junio de 2023

Madrid, de Andrés Trapiello

Por fin pude hincarle el diente a esta obra, que llevaba en la lista de deseos desde hace mucho tiempo. Trapiello, escritor, opinador, polemista a su modo, hace su homenaje al sitio que siente su casa, con un pedazo libro de más de quinientas páginas, en edición cuidadísima: tapa dura, buen papel, elegante tipografía, fotografías engarzadas en los textos... 

En la primera parte, siguiendo las primeras experiencias vitales del autor en Madrid, se van contando cosas de la villa de esos tiempos, años 70 y 80 del siglo pasado, entremezcladas de datos históricos y curiosidades (o al revés). La segunda parte,  "Retales madrileños", está compuesta por una serie de temas transversales, como "Madrid y la literatura", o "Madrid y la chulería", añadiendo más detalles a los asuntos tratados en la primera. Hay, además, un glosario de términos madriñelísticos, un listado de personas y lugares, y un personal epílogo.

A mi entender, en la primera parte tienen más interés los episodios vitales del propio Trapiello, que busca contarnos cómo era Madrid en aquellos tiempos en primera persona, con la viveza y autenticidad de alguien que sí estuvo allí. La segunda se vuelve un poco repetitiva, porque muchos datos ya se dieron en la primera. Aunque se agradece el ejercicio de maquetación para integrar textos y fotografías, hubiera sido ya un libro de bandera con más fotos, aunque quizá sería entonces otro concepto, "à la table-book".

Obviamente, no es una guía para conocer Madrid para un turista: quizá, tampoco, para un madrileño que quiera acercarse histórica o enciclopédicamente a la villa. Creo que Trapiello ha logrado un libro más interesante integrando su propia vivencia, llena de reconocido amor por la ciudad, con un aporte masivo de datos obtenidos por un esforzado trasiego de referencias, aderezado todo ello por sus opiniones personales nada disimuladas.

Podrá uno estar de acuerdo o en desacuerdo con Trapiello en muchas de sus afirmaciones, pero la obra es mucho más cercana así: como si fuera una charleta larga de un amigo friki de Madrid, delante de unas cervezas en la terraza de la Cervecería Santa Bárbara. Algunas afirmaciones rezuman amor por la villa; otras, la caracterizan por cosas menos positivas, no todo es de color pastel. Me quedo con una sentencia que me encantó: "en Madrid, al que viene de fuera, se le llama madrileño". Creo que ése es el mayor valor que tiene esta ciudad: al abrirse a cualquiera que venga a ganarse la vida en ella, es una ciudad radicalmente "humanista", como el Galdós del que tanto se habla en esta obra. "Pueblo nací y pueblo soy", como decía Fortunata. 

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