Pero creo que todos, hombre y mujeres, una raza u otra, si no estamos acuciados por necesidades básicas de supervivencia, compartimos las mismas preguntas en diferentes momentos de nuestra vida: ¿qué habría pasado si hubiéramos tomado otros caminos? ¿cómo superar las malas decisiones que hemos tomado? ¿cómo afrontamos lo que nos queda, ya esté lleno de incertidumbre o de aburrida seguridad, teniendo mucha menos inocencia y energía? ¿qué podemos hacer ante un final que ya no parece tan lejano?
No voy a hacer aquí un resumen exhaustivo, porque me guardo la relectura de esta obra para cuando me asalten de nuevo estas cuestiones. Por dar algunos apuntes, Setiya destaca la necesidad de realizar actividades que tengan valor por sí mismas, y que no sean obligaciones y responsabilidades; también, nos invita a orientar nuestras acciones disfrutando de su propio devenir, viviendo en el proceso, sin focalizarnos en objetivos cuyo sucesivo cumplimiento sólo consigue dejarnos un vacío existencial.
Dos cosas me gustaría destacar. La primera, Satiya aporta referencias filosóficas de peso, desde el estoico Epicuro al desengañado y lúcido Schopenhauer, u otras con menos enjundia, como el famoso Eckhar Tolle, pero no deja que le arrastren, dejando claro que no está de acuerdo con algunas de sus afirmaciones, y mostrando que hay otros caminos posibles.La segunda, creo que el libro toca puntos claves de la crisis de la media edad, pero hay otros que no revisa que pueden ser más complicados de tratar con este planteamiento, como la sexualidad, la enfermedad, o cómo los que te rodean tienen, o quieren, acompañarte en esta fase de la vida. Probablemente, tratar todos estos temas de manera integral requeriría un libro de psicología más académico, exhaustivo en temas y más profundo en estudios y referencias.
En la mitad de la vida pasa a la estantería, con la seguridad de que, en el algún momento del futuro, volveré a él para reflexionar de nuevo.
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